Con buen ojo para elegir, Molins reúne en su último libro, ‘València, el relat de una ciutat. Gent i Arquitectura’ (Drassana, 2023), a veinte habitantes urbanos en diez edificios como escenario para hablar de la ciudad real: aquella que va desde el turismo feroz a la polémica por la ampliación del Puerto, pasando por la situación de la vivienda, la identidad urbana o las oportunidades que ofrece València.
Las arquitectas Alejandra Català Roig, Stefania Salvo Gutiérrez y Mariola Fortuño Bort, del estudio ‘Siete arquitectura más ingeniería’, fueron las responsables de reformar un local municipal situado en una planta baja de la calle Alta de Valencia. La intervención debía crear un espacio para la atención y acompañamiento de las personas susceptibles de sufrir cualquier tipo de discriminación, a la vez que serviría también de punto de información y elemento para la sensibilización de la ciudadanía.
El festival de arquitectura Open House, que tendrá lugar los días 23 y 24 de octubre en València, abrirá las puertas de más de 50 edificios y será un espacio de reflexión alrededor de la arquitectura de la ciudad. Empieza la cuenta atrás para abrir ojos, mentes y puertas.
Los años 60 y 70 se distinguen por haber dejado en las ciudades españolas un reguero de construcciones más bien feas. El desarrollismo franquista cambió la fisonomía de las calles pero como la construcción de este periodo ya ha sido ampliamente denostada, nosotros nos fijaremos en alguien que brilló como un diamante pese a estar casi sepultado en una época con esa atroz forma de edificar.
