Si nadie lo impide, y parece que nadie lo va a impedir, el derribo del edificio del antiguo Cine Metropol va a ser una realidad en breve. Sería el punto final para el último cine de la Segunda República que queda en pie en la ciudad y que, según los informes técnicos en los que se apoya el Ayuntamiento, carece de valor histórico, cultural y patrimonial. Sin embargo, cuando Valencia fue capital de la República, intelectuales como Miguel Hernández, Orson Welles o Ernest Hemingway se daban cita en el Metropol, que llegó a tener 1200 butacas. El cine se inauguró con la proyección de la película «Compañeros de Juerga», de 1933, interpretada por Stan Laurel y Oliver Hardy.
Los representantes de la Plataforma Salvem el Metropol, formada por arquitectos e historiadores, además de otras entidades como la Fundación Goerlich y el Círculo por la Defensa y Difusión del Patrimonio Cultural, se oponen a su demolición y explican que «el edificio reúne los valores históricos, artísticos, patrimoniales, culturales, sociales y estéticos oportunos para ser declarado, en base a la Ley 4/1998 de Protección del Patrimonio Cultural, documentándose como lugar de la memoria por su importancia histórica, como bien de relevancia local, pues volvemos a recordar que es un edificio singular importantísimo dentro del periodo en el que valencia fue capital de la Segunda República durante la Guerra Civil Española».
Para poder proteger este edificio debería haber sido incluido dentro del Catálogo de Bienes y Espacios Protegidos con la categoría de BRL, cosa que, extrañamente, nunca sucedió. Desde mediados del año 2017, la intención de sus actuales propietarios de derribar por completo el edificio para levantar un hotel ha sido motivo de una firme oposición social.
La empresa propietaria del cine Metropol, Metrolevante S.L., por su parte, sigue con su propósito de abrir un hotel y aparcamiento sobre lo que fue el antiguo cine, una demolición paralizada gracias a la plataforma cultural (#SalvemMetropol), que abogó por la conservación integral y la rehabilitación del edificio, además de las dudas surgidas al Ayuntamiento de Valencia, que no ha tramitado aún licencia alguna.
El edificio, ubicado en la calle Hernán Cortés, fue construido en 1934 por el arquitecto Javier Goerlich a petición del empresario Vicent Miquel Carceller, dueño y editor del semanario satírico «La Traca», «El Jueves» de la época, un republicano convencido que acabó fusilado en Paterna en junio de 1940.
Pero volvamos un poco atrás: corrían los años de la Segunda República y la ciudad vivía momentos de cambios en cuanto a su fisonomía urbana. Se proyectaron entonces lugares tan atractivos como el Club Náutico, el Frontón Valenciano, el Hotel Londres o la Residencia de Estudiantes (después, Colegio Mayor Lluís Vives), todas ellas arquitecturas novedosas, como también lo fue la del cine Metropol.
El edificio del antiguo cine conjuga el art déco con elementos del racionalismo valenciano, donde destaca el mirador acristalado de la segunda planta y la tipografía y ornamentación geométrica del entresuelo y la planta primera. En su interior también había distintos artesonados y motivos de estilo art déco que, a día de hoy, no han sido inventariados o catalogados por ninguna institución pública.
Las famosas letras de la fachada, obra del equipo de Goerlich, convertidas ahora en un símbolo de la oposición al derribo del edificio, sí que han inspirado, por ejemplo, al diseñador gráfico Juan Nava, que ha recuperado el rótulo como un elemento de la conservación del entorno urbano (y lo ha reunido junto a otros en su libro «Letras recuperadas»), o a la arquitecta e ilustradora Virginia Lorente, que ha dedicado uno de sus dibujos al antiguo cine.
En los años cincuenta, la sala pasó a ser gestionada por la familia Fayos, que en los noventa la convertiría en un popular cine de reestreno con sesión doble. En febrero de 2001 el edificio sufrió un grave incendio, tras el cual nunca volvió a reabrir, aunque en 2006 fue uno de los espacios utilizados por el evento efímero Casa Decor.
«Las administraciones públicas ni pueden ni deben funcionar como ‘máquinas automáticas’ que se dedican a conceder licencias urbanísticas porque son un ‘acto reglado’ y se debe cumplir con la legalidad. Su deber consiste en ir más allá, sobre todo cuando hay elementos patrimoniales en juego que puedan haber sido pasados por alto por error, negligencia u otros motivos. La presencia de equipos pluridisciplinares, asesoramiento de expertos externos o acudir a las instituciones consultivas … daría una mayor perspectiva y campo de visión para evitar casos como el del Cine Metropol», explican desde la plataforma.
«Cuando en el año 2005 se hizo el Plan Especial de Protección (PEP) del Ensanche Noble-Russafa Nord, el nº 9 de la calle Hernán Cortés no fue protegido; el nº7, sin embargo, sí. Lo curioso es que ambos forman parte de la misma unidad constructiva, levantada en 1862. El hecho de que el Metropol no esté en ese inventario no tiene que ver con la calidad objetiva del inmueble, que la tiene, por lo que sin duda fue un grave error no incluirla como edificio protegido», explicaba el doctor en Historia del Arte por la Universitat de Valencia –también técnico especializado en patrimonio cultural- David Sánchez Muñoz, en un artículo de la revista Ars Longa, de la Universitat de València. «El inmueble debe entenderse como bien patrimonial físico insustituible, vinculado indisolublemente con su promotor y con los ideales republicanos. Es de justicia recuperar este espacio, y su profundo significado, como parte de la memoria de nuestra lamentable historia reciente», explicaba.
Las razones de #Salvemelmetropol para proteger el edificio las cuentan en el siguiente manifiesto.
Manifiesto del antiguo cine Metropol: por un Centro Histórico sin derribos, rehabilitado y para los ciudadanos
1. Los firmantes buscamos con este manifiesto evitar y paralizar el derribo del antiguo CINE METROPOL de Valencia. Los valores históricos, artísticos, culturales y sociales del antiguo cine, lo hacen merecedor de la máxima protección por parte de las administraciones públicas valencianas.
2. Una vez paralizado su derribo, solicitamos que el antiguo CINE METROPOL pase a formar parte del Catálogo de Bienes y Espacios Protegidos del Ayuntamiento de Valencia con la categoría de Bien de Relevancia Local (BRL).
3. Igualmente solicitamos, tanto al Ayuntamiento de Valencia como a la Generalitat Valenciana, que proceda a una inspección completa y detallada de todo el edificio para que los técnicos evalúen y comprueben el estado de la fachada y del interior del mismo, para constatar la posible existencia de elementos decorativos y ornamentales, singulares e irremplazables, de estilo Art Decó y Racionalista, propios de la construcción original de los años 30.
4. Estamos convencidos de que lo mejor para los intereses del pueblo valenciano sería que las administraciones públicas valencianas realicen una permuta o adquirieran el edificio del antiguo CINE METROPOL para darle un uso social y cultural, como sede de la Filmoteca Valenciana, pues no en vano es el último cine intacto que queda de la época en la cual Valencia fue capital de la Segunda República Española. Un lugar de referencia y reunión de las figuras históricas más representativas de este periodo, tales como Ernest Hemingway, Orson Wells o Miguel Hernández, entre otros.
5. Por último y en aras de evitar la repetición de casos como el del antiguo CINE METROPOL, solicitamos a las administraciones públicas valencianas que actualicen el Catálogo de Bienes y Espacios Protegidos, contando también para ello con profesionales cualificados y especializados en disciplinas como Historia, Historia del Arte, Geografía y Patrimonio Cultural.
* La Plataforma Salvem el Metropol está compuesta por las siguientes personas: César Guardeño (Licenciado en Hª del Arte y Guía de Turismo de la CV); Lluís Mira i Borderia (Historiador y profesor de la Escola d’Art i Superior de Diseny de València); Fernando Sanz Ruiz (Licenciado en Geografía e Historia); y José Ramón Padrón (Miembro de la Asociación Amics del Carme).