Todo aquel que haya paseado por las calles del Centro Histórico y del Ensanche de Valencia ha tenido que ver alguno de los peculiares edificios que proyectó Cortina (1868-1950), ya que, desde su «modernismo fantástico», fue colocando dragones dispersos por la ciudad.
Una exposición en el Museo de Cerámica González Martí rescata al arquitecto Cortina y muestra la faceta de su producción que lo vincula a los pavimentos de Nolla.